Cuando escuché por primera vez el nombre n8n, pensé que se trataba de una herramienta de automatización de ciencia‑ficción, algo tan complejo que tendría una curva de aprendizaje digna de un máster. Resultó ser algo mucho más cercano: una herramienta de automatización visual, de código abierto, que promete que cualquier persona, desde un estudiante técnico hasta el CEO que se empeña en “optimizar” todo, puede arrastrar y soltar bloques para conectar Google Sheets, Slack, GitHub y mil servicios más.